Encontrábame perdida
cielo nublado y un oscuro camino
jugaba con mi cabello el viento frío,
y las hojas secas formaban remolinos
entre sombras, hierbas y árboles caídos
adornadas con humedad y rocío.
Encontrábame llorando
por tu ausencia resentida y el olvido ansiado;
dejábame el viento oír tu voz, lejano,
acariciando tu silueta entre memorias perdidas
besándote los labios, los ojos, sangrando,
extrañándote mil veces, mil vidas llorando.
No dejábame el viento a solas
más bien acompañábame, loca,
entre suspiros invocando a tu alma
sobre un tronco hueco de un árbol, sentada,
murmuraba tu nombre, llorando, a escondidas
que derrumbado sobre lodo, yacía.
Cansada, con los pies de frío amoratados
de caminar en mi bosque maldito, encantado,
con las uñas sucias de tierra, negras,
enterrando tu recuerdo en el pasado
cuando tu corazón tenía y en silencio nos amábamos,
el amor, como el tiempo, se largó volando.
Huyó mi corazón por tu ausencia maldita;
huyó mi corazón, dejándome vacía,
y con tu fantasma, llorando hiel, me encamino
en este bosque muerto y con el viento frío
vagando por las noches, suplico,
que mi recuerdo en tu memoria quede poseído.
jueves, 19 de febrero de 2009
sábado, 14 de febrero de 2009
Siniestra Dríada
Búscame entre las sombras de tus pesadillas,
entre los sueños malditos de tu mente retorcida;
la risa perversa de una bruja herida
será el gurú que te guíe hacia mi guarida.
Búscame entre los lamentos y el llanto
de un corazón destrozado y un alma vencida;
guíate por los charcos de sangre regados
este sendero te llevará a mi castillo embrujado.
Escucha la voz que entona el canto
de una canción suicida mientras cae un rayo
al suelo que se parte en dos por el sonido
del su majestad El Diablo, sus estribillos
y su corte, maligna, como público de la miseria
del concierto eterno dentro de mi cabeza
escuchando Black Metal, leyendo entre líneas
del maestro Sade todas sus porquerías.
Me encontrarás levitando sobre el suelo
con las pupilas dilatadas y la mirada perdida;
la luna como testigo de estas letras
y de los huesos que sostenían mi piel, muerta.
Atendiendo el sonido de tus pasos
giro las pupilas inyectadas con sangre;
te descubres atrapado, poseído, condenado
a placer diabólica tu castigo, encantado:
De mis penas sufridas, sentirás
el dolor por tus venas correrá,
entre quejidos y gritos, tu final,
y con súplicas rogarás tu libertad.
entre los sueños malditos de tu mente retorcida;
la risa perversa de una bruja herida
será el gurú que te guíe hacia mi guarida.
Búscame entre los lamentos y el llanto
de un corazón destrozado y un alma vencida;
guíate por los charcos de sangre regados
este sendero te llevará a mi castillo embrujado.
Escucha la voz que entona el canto
de una canción suicida mientras cae un rayo
al suelo que se parte en dos por el sonido
del su majestad El Diablo, sus estribillos
y su corte, maligna, como público de la miseria
del concierto eterno dentro de mi cabeza
escuchando Black Metal, leyendo entre líneas
del maestro Sade todas sus porquerías.
Me encontrarás levitando sobre el suelo
con las pupilas dilatadas y la mirada perdida;
la luna como testigo de estas letras
y de los huesos que sostenían mi piel, muerta.
Atendiendo el sonido de tus pasos
giro las pupilas inyectadas con sangre;
te descubres atrapado, poseído, condenado
a placer diabólica tu castigo, encantado:
De mis penas sufridas, sentirás
el dolor por tus venas correrá,
entre quejidos y gritos, tu final,
y con súplicas rogarás tu libertad.
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