sábado, 14 de febrero de 2009

Siniestra Dríada

Búscame entre las sombras de tus pesadillas,
entre los sueños malditos de tu mente retorcida;
la risa perversa de una bruja herida 
será el gurú que te guíe hacia mi guarida.

Búscame entre los lamentos y el llanto 
de un corazón destrozado y un alma vencida;
guíate por los charcos de sangre regados
este sendero te llevará a mi castillo embrujado.

Escucha la voz que entona el canto
de una canción suicida mientras cae un rayo
al suelo que se parte en dos por el sonido
del su majestad El Diablo, sus estribillos

y su corte, maligna, como público de la miseria
del concierto eterno dentro de mi cabeza
escuchando Black Metal, leyendo entre líneas
del maestro Sade todas sus porquerías.

Me encontrarás levitando sobre el suelo
con las pupilas dilatadas y la mirada perdida;
la luna como testigo de estas letras 
y de los huesos que sostenían mi piel, muerta.

Atendiendo el sonido de tus pasos
giro las pupilas inyectadas con sangre;
te descubres atrapado, poseído, condenado
a placer diabólica tu castigo, encantado:

De mis penas sufridas, sentirás
el dolor por tus venas correrá,
entre quejidos y gritos, tu final,
y con súplicas rogarás tu libertad.

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