martes, 13 de diciembre de 2016

Carne, sangre y huesos

Existen mucho más que billones de seres vivos en el mundo: Miles y millones de personas que esperan más que una oración para sobrevivir, sitios qué conocer, corazones qué rescatar; bocas hambrientas ansiosas por un pedazo de pan o por un sorbo de agua limpia; las miradas enjugadas de niños huérfanos que esperan volver a tener a sus padres consigo; jóvenes militares muriendo entre fuegos cruzados, cadáveres que esperan una santa sepultura para que sus espíritus logren descansar en paz; animales de granja con la angustia inyectada en los ojos y el filo de una sierra eléctrica destazándolos; niñas violentadas con el sexo desgarrado, mujeres con los ojos hinchados, el cuerpo adornado de moretones y con los huesos fracturados; médicos recibiendo el último suspiro de algún paciente, tomando la hora de su deceso; bomberos intoxicados por el humo, cegados por las llamas del fuego incandescente, ardiente; familias desintegradas por las drogas, por una falda, por un cáncer, vaya usted a imaginar los motivos que pueden destruir la fe en un ser humano, por tanto, nunca se olvide, usted que puede, ser valiente y tomar la mano de quien está abajo, ponerlo de pie y luchar juntos, porque es probable que usted y yo no seamos hermanos, pero somos humanos, estamos vivos, somos carne, somos sangre, somos huesos, nos sostenemos sobre la misma tierra, contemplamos las mismas estrellas, nos ha parido la misma madre naturaleza y nos ha nutrido sin distinción a bípedos, cuadrúpedos y rastreros por igual y eso nos basta.

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