Una Dríada y la Luna
Cuentos inéditos y poesía oscura.
martes, 13 de diciembre de 2016
Carne, sangre y huesos
Existen mucho más que billones de seres vivos en el mundo: Miles y millones de personas que esperan más que una oración para sobrevivir, sitios qué conocer, corazones qué rescatar; bocas hambrientas ansiosas por un pedazo de pan o por un sorbo de agua limpia; las miradas enjugadas de niños huérfanos que esperan volver a tener a sus padres consigo; jóvenes militares muriendo entre fuegos cruzados, cadáveres que esperan una santa sepultura para que sus espíritus logren descansar en paz; animales de granja con la angustia inyectada en los ojos y el filo de una sierra eléctrica destazándolos; niñas violentadas con el sexo desgarrado, mujeres con los ojos hinchados, el cuerpo adornado de moretones y con los huesos fracturados; médicos recibiendo el último suspiro de algún paciente, tomando la hora de su deceso; bomberos intoxicados por el humo, cegados por las llamas del fuego incandescente, ardiente; familias desintegradas por las drogas, por una falda, por un cáncer, vaya usted a imaginar los motivos que pueden destruir la fe en un ser humano, por tanto, nunca se olvide, usted que puede, ser valiente y tomar la mano de quien está abajo, ponerlo de pie y luchar juntos, porque es probable que usted y yo no seamos hermanos, pero somos humanos, estamos vivos, somos carne, somos sangre, somos huesos, nos sostenemos sobre la misma tierra, contemplamos las mismas estrellas, nos ha parido la misma madre naturaleza y nos ha nutrido sin distinción a bípedos, cuadrúpedos y rastreros por igual y eso nos basta.
domingo, 20 de enero de 2013
Tres estrellas titilan en enero.
La primera estrella tembló de miedo
y se desangró,
como un témpano de hielo murió
escurriéndole cenizas
huyendo, fugaz, trascendiendo
con el dolor a cuestas, infinito al cielo.
La luna se escondió tras un eclipse.
La segunda estrella titilaba
como el latido constante de un cañón.
La erupción de un volcán
desangrando lava ardiente.
Un río de agua salada
desbordado.
El filo de un cristal fragmentado.
Estrellado.
Vuelto llanto.
Vomito las ruinas de mi Hélade de cristal.
Vomito los pedacitos
sangrantes
de mis ruinas de cristal.
Las ruinas de mi altar de plata
fundido.
Mis aspiraciones doradas.
Sólo fue uno quien me traicionó,
era el único.
No importaron mis rezos,
ni mi fe
ni los sacrificios múltiples.
Aquella Hélade culminó devastada
frente al temblor sangrante.
Los latidos cesaron
después de la tormenta salada,
después de la convulsión eléctrica
de la espina dorsal.
Derrumbados los templos.
Los suspiros vueltos huracán.
El huracán vuelto llanto.
Granizo de sal bombardeando
la metrópoli de cristal.
Y el bombardeo del corazón
intoxicando el aroma de dulces toronjas
que antes hincharon mis pulmones
reventaron, intolerantes, bajo presión.
La tercera estrella titiló, solitaria
frágil y pequeñita.
Fue la tercera estrella testigo
del némesis destructor de su morada.
La estrella titilaba de frío,
con las heridas abiertas y la sangre caliente;
fue la tercera, quedó derrotada
al frente de un castillo ahogado por una guadaña.
Pequeñita, titilaba, en el cielo
solitaria, estrella lejana.
Pequeñita y lejana.
sábado, 7 de marzo de 2009
Entre tiempos
Me parece tan precoz el futuro
y el pasado tan cercano al presente
como si no hubiera mañana
y el ayer se repitiera constantemente.
Como si al decirme adiós
el tiempo se detuviera
y las manecillas del reloj hubieran
dejado de marcar los minutos
esperando a que tú volvieras.
Vivo en el ayer ahora
esperando que ahora, mañana,
vuelva de nuevo al pasado
y en el pasado, el presente
llegara como un futuro lejano.
Deseo otra vez contigo
de la mano tomarnos, a solas
y a solas acariciarnos
besándonos la mirada
y mirarnos con el alma.
Abierto el corazón, enamorada,
decirte cuánto te amo
y habré de amarte por siempre
correspondida a tu mirada
en mi mirada, mirándonos
con estos ojos en cuya iris refleja
tu sonrisa al mirarme enamorada.
A solas, cuando sentada
llorando en la penumbra de mi recámara
con la oscuridad a cuestas
tu sombra me encuentra
perdida entre tinieblas
Y éstas lágrimas me inundan
y me ahogan la garganta
gritando tu nombre entre el silencio
recuerdo en el vacío
de mi corazón ausente
extirpando un dolor
que como cáncer se extiende
y nunca muere.
y el pasado tan cercano al presente
como si no hubiera mañana
y el ayer se repitiera constantemente.
Como si al decirme adiós
el tiempo se detuviera
y las manecillas del reloj hubieran
dejado de marcar los minutos
esperando a que tú volvieras.
Vivo en el ayer ahora
esperando que ahora, mañana,
vuelva de nuevo al pasado
y en el pasado, el presente
llegara como un futuro lejano.
Deseo otra vez contigo
de la mano tomarnos, a solas
y a solas acariciarnos
besándonos la mirada
y mirarnos con el alma.
Abierto el corazón, enamorada,
decirte cuánto te amo
y habré de amarte por siempre
correspondida a tu mirada
en mi mirada, mirándonos
con estos ojos en cuya iris refleja
tu sonrisa al mirarme enamorada.
A solas, cuando sentada
llorando en la penumbra de mi recámara
con la oscuridad a cuestas
tu sombra me encuentra
perdida entre tinieblas
Y éstas lágrimas me inundan
y me ahogan la garganta
gritando tu nombre entre el silencio
recuerdo en el vacío
de mi corazón ausente
extirpando un dolor
que como cáncer se extiende
y nunca muere.
jueves, 19 de febrero de 2009
Bosque encantado
Encontrábame perdida
cielo nublado y un oscuro camino
jugaba con mi cabello el viento frío,
y las hojas secas formaban remolinos
entre sombras, hierbas y árboles caídos
adornadas con humedad y rocío.
Encontrábame llorando
por tu ausencia resentida y el olvido ansiado;
dejábame el viento oír tu voz, lejano,
acariciando tu silueta entre memorias perdidas
besándote los labios, los ojos, sangrando,
extrañándote mil veces, mil vidas llorando.
No dejábame el viento a solas
más bien acompañábame, loca,
entre suspiros invocando a tu alma
sobre un tronco hueco de un árbol, sentada,
murmuraba tu nombre, llorando, a escondidas
que derrumbado sobre lodo, yacía.
Cansada, con los pies de frío amoratados
de caminar en mi bosque maldito, encantado,
con las uñas sucias de tierra, negras,
enterrando tu recuerdo en el pasado
cuando tu corazón tenía y en silencio nos amábamos,
el amor, como el tiempo, se largó volando.
Huyó mi corazón por tu ausencia maldita;
huyó mi corazón, dejándome vacía,
y con tu fantasma, llorando hiel, me encamino
en este bosque muerto y con el viento frío
vagando por las noches, suplico,
que mi recuerdo en tu memoria quede poseído.
cielo nublado y un oscuro camino
jugaba con mi cabello el viento frío,
y las hojas secas formaban remolinos
entre sombras, hierbas y árboles caídos
adornadas con humedad y rocío.
Encontrábame llorando
por tu ausencia resentida y el olvido ansiado;
dejábame el viento oír tu voz, lejano,
acariciando tu silueta entre memorias perdidas
besándote los labios, los ojos, sangrando,
extrañándote mil veces, mil vidas llorando.
No dejábame el viento a solas
más bien acompañábame, loca,
entre suspiros invocando a tu alma
sobre un tronco hueco de un árbol, sentada,
murmuraba tu nombre, llorando, a escondidas
que derrumbado sobre lodo, yacía.
Cansada, con los pies de frío amoratados
de caminar en mi bosque maldito, encantado,
con las uñas sucias de tierra, negras,
enterrando tu recuerdo en el pasado
cuando tu corazón tenía y en silencio nos amábamos,
el amor, como el tiempo, se largó volando.
Huyó mi corazón por tu ausencia maldita;
huyó mi corazón, dejándome vacía,
y con tu fantasma, llorando hiel, me encamino
en este bosque muerto y con el viento frío
vagando por las noches, suplico,
que mi recuerdo en tu memoria quede poseído.
sábado, 14 de febrero de 2009
Siniestra Dríada
Búscame entre las sombras de tus pesadillas,
entre los sueños malditos de tu mente retorcida;
la risa perversa de una bruja herida
será el gurú que te guíe hacia mi guarida.
Búscame entre los lamentos y el llanto
de un corazón destrozado y un alma vencida;
guíate por los charcos de sangre regados
este sendero te llevará a mi castillo embrujado.
Escucha la voz que entona el canto
de una canción suicida mientras cae un rayo
al suelo que se parte en dos por el sonido
del su majestad El Diablo, sus estribillos
y su corte, maligna, como público de la miseria
del concierto eterno dentro de mi cabeza
escuchando Black Metal, leyendo entre líneas
del maestro Sade todas sus porquerías.
Me encontrarás levitando sobre el suelo
con las pupilas dilatadas y la mirada perdida;
la luna como testigo de estas letras
y de los huesos que sostenían mi piel, muerta.
Atendiendo el sonido de tus pasos
giro las pupilas inyectadas con sangre;
te descubres atrapado, poseído, condenado
a placer diabólica tu castigo, encantado:
De mis penas sufridas, sentirás
el dolor por tus venas correrá,
entre quejidos y gritos, tu final,
y con súplicas rogarás tu libertad.
entre los sueños malditos de tu mente retorcida;
la risa perversa de una bruja herida
será el gurú que te guíe hacia mi guarida.
Búscame entre los lamentos y el llanto
de un corazón destrozado y un alma vencida;
guíate por los charcos de sangre regados
este sendero te llevará a mi castillo embrujado.
Escucha la voz que entona el canto
de una canción suicida mientras cae un rayo
al suelo que se parte en dos por el sonido
del su majestad El Diablo, sus estribillos
y su corte, maligna, como público de la miseria
del concierto eterno dentro de mi cabeza
escuchando Black Metal, leyendo entre líneas
del maestro Sade todas sus porquerías.
Me encontrarás levitando sobre el suelo
con las pupilas dilatadas y la mirada perdida;
la luna como testigo de estas letras
y de los huesos que sostenían mi piel, muerta.
Atendiendo el sonido de tus pasos
giro las pupilas inyectadas con sangre;
te descubres atrapado, poseído, condenado
a placer diabólica tu castigo, encantado:
De mis penas sufridas, sentirás
el dolor por tus venas correrá,
entre quejidos y gritos, tu final,
y con súplicas rogarás tu libertad.
viernes, 16 de enero de 2009
Sepulcros a media noche
Dedicado para MDk
A la oscuridad de la noche fríacon la luna llena, en un cielo nublado
y la voz de un viento impetuoso
acompañado del polvo que cubren
los sepulcros de mis sueños pasados
frustrados.
Caminando entre las tumbas
de un bosque olvidado,
entre hierbas crecidas y seco pasto
proyectadas las sombras de los árboles lucían;
viejas las pasiones e ideales, enterradas
en cada una de sus criptas.
Mis penas vencidas
a su tiempo, formaron el espíritu;
los límites y obstáculos a capricho, injusto,
me hundieron, mostrándome desvanecida,
quebrantada, con el alma roída,
arrastrada, con mis sueños vueltos ruinas.
Y agachando la vista, por debajo salí
con la mirada ahogada entre lágrimas;
tomé con las palmas fragmentos de mis ruinas
derrumbadas, y con luz de luna me guiaba
para comenzar de nuevo y mi sueño
reconstruir, entre el llanto,
el origen perverso.
Piezas entre escombros han quedado perdidas,
irreconocibles, marchitas, pero,
con sorpresa atractiva
encontré los refuerzos para mi voluntad, vencida,
y luego reconstruida
y luego, vengativa.
Visitando los sepulcros a media noche
de mis sueños y de mi espíritu caído, admiro,
lápidas de aquellos enemigos,
adversarios necios y de amigos rendidos
ansiosos por la victoria, jamás complacidos,
derrotados, enterrados y escupidos
entre las ánimas de un camposanto poseído.
viernes, 4 de abril de 2008
Ángel caído
Ángel, que desconcertada habitas en un mundo podrido;
Ángel de alas caídas,
perdiste tu misión en un horizonte, lejano a un camino.
Ángel, tus alas cortaron.
Ángel, Ángel caído,
Ángel: rendida, caíste en las palabras de tu amo,
esclavizándote a una confianza perdida,
a la decepción indefinida.
Ángel, tus alas cortaron.
Ángel, Ángel caído.
Ángel: tu valor e identidad perdiste
y caíste en tu propio charco de llanto
perpetuado por la herida de un corazón que no sana.
Ángel, tus alas cortaron.
Ángel, Ángel caído.
Ángel, la sonrisa,
el brillo de los ojos te robaron
y la profundidad de tu mirada arrebataron.
Ángel, tus alas cortaron.
Ángel, Ángel caído.
Ángel de alas caídas,
perdiste tu misión en un horizonte, lejano a un camino.
Ángel, tus alas cortaron.
Ángel, Ángel caído,
Ángel: rendida, caíste en las palabras de tu amo,
esclavizándote a una confianza perdida,
a la decepción indefinida.
Ángel, tus alas cortaron.
Ángel, Ángel caído.
Ángel: tu valor e identidad perdiste
y caíste en tu propio charco de llanto
perpetuado por la herida de un corazón que no sana.
Ángel, tus alas cortaron.
Ángel, Ángel caído.
Ángel, la sonrisa,
el brillo de los ojos te robaron
y la profundidad de tu mirada arrebataron.
Ángel, tus alas cortaron.
Ángel, Ángel caído.
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